
OPINIÓN
Breve recuento de fin de año
Luis A. Pampillón Ponce
El fin de año puede tener muchos y variados significados. Una variedad de sentimientos. Ya estamos en el final de 2008 y, desde luego, hemos comenzado todos a buscar esos significados, esos sentimientos, contextualizados hoy en una crisis económica “mundial” que tiene a “todos” con los pelos de punta.
Una serie de preguntas, sin embargo, bullen en los pensamientos: en realidad “todos” tienen los pelos de punta. ¿Qué pasa en una crisis?, ¿qué pasa con las crisis?, ¿las crisis surgen por sí solas?, ¿pueden ser provocadas?, ¿son provocadas?, ¿quién las provoca?, ¿por qué las provocan?, ¡para qué las provocan? Y en todo caso: ¿sólo hay perdedores en las crisis?, ¿quién gana en una crisis?
A toda acción obedece una reacción, señala una de las máximas de Newton. Entonces, si hay una crisis, provocada o no, sin duda, alguien pierde. Pero también, alguien gana. ¿Quién gana? Eso no nos lo van a decir, jamás. Sería como matar a la gallina de los huevos de oro.
Del sueño a la realidad
Tras el oro, indudablemente, van los norteamericanos, juntos con sus aliados de siempre o de ocasión. El presidente electo de los Estados Unidos de Norteamérica, Barack Obama ya dio a conocer a su enemigo “favorito”: Bin Laden y su organización terrorista Al Qaeda.
Cumplirá su palabra de sacar a los soldados norteamericanos de Irak, donde ya cumplieron su misión de instaurar un gobierno a modo que les permita adueñarse de las riquezas del pueblo iraquí.
La “guerra” a Irak, pues, está liquidada, aunque no fue guerra sino invasión norteamericana con sus aliados ingleses y españoles, los mismos que saquearon y siguen saqueando a México, sin gastar un solo tiro.
Se adueñaron, sin el mayor problema, pero con la complicidad de gobernantes traidores de los bancos nacionales: de Banamex, CityGroup; de Bancomer, Bilbao Vizcaya; de Internacional, HSBC, pensando, ingenuamente o con complicidad, que los vecinos cuidarán nuestros ahorros.
Suena a 28 de diciembre: inocente palomita, que te dejaste engañar.
El problema mayor es que no sólo nos saquean los de fuera, también los de adentro. La revista Proceso, en su edición 1672, hace un recuento de los dos años de la corrupción del gobierno calderonista y balconea a uno de sus mejores exponentes, Juan Camilo Murillo, recién fallecido en un “avionazo” que no alcanza a ser explicado y dejar contento al respetable público.
Los Mouriño, que llegaron a México con una mano atrás y otra adelante —vinieron huyendo de España al término del régimen de Francisco Franco y la instauración de la democracia— iniciaron el sexenio de Felipe Calderón con 35 franquicias. Ahora tienen 37 y dos permisos de Pemex para construir dos nuevas estaciones de gasolina.
De las 34 franquicias que la familia del exsecretario de Gobernación acumuló de 1992 a 2005, las 34 le fueron renovadas en los dos primeros años de este gobierno. Muchas de estas renovaciones son por nueve o 12 años, por lo que los Mouriño no tendrán que preocuparse de sus franquicias en los próximos dos sexenios, aunque, en estricto sentido, ninguna de las 37 franquicias que tienen con Pemex refinación tienen validez porque Manuel Carlos Mouriño Atanes violó desde finales de 2004 la ley de nacionalidad al ostentarse como ciudadano español. El papá del exsecretario de Gobernación dejó de ser mexicano y cada uno de los contratos de las franquicias especifica que está prohibido que entre los socios de la empresa franquiciataria haya extranjeros.
Y en Tabasco ¿qué sucede? En la próxima edición comentaremos.
Breve recuento de fin de año
Luis A. Pampillón Ponce
El fin de año puede tener muchos y variados significados. Una variedad de sentimientos. Ya estamos en el final de 2008 y, desde luego, hemos comenzado todos a buscar esos significados, esos sentimientos, contextualizados hoy en una crisis económica “mundial” que tiene a “todos” con los pelos de punta.
Una serie de preguntas, sin embargo, bullen en los pensamientos: en realidad “todos” tienen los pelos de punta. ¿Qué pasa en una crisis?, ¿qué pasa con las crisis?, ¿las crisis surgen por sí solas?, ¿pueden ser provocadas?, ¿son provocadas?, ¿quién las provoca?, ¿por qué las provocan?, ¡para qué las provocan? Y en todo caso: ¿sólo hay perdedores en las crisis?, ¿quién gana en una crisis?
A toda acción obedece una reacción, señala una de las máximas de Newton. Entonces, si hay una crisis, provocada o no, sin duda, alguien pierde. Pero también, alguien gana. ¿Quién gana? Eso no nos lo van a decir, jamás. Sería como matar a la gallina de los huevos de oro.
Del sueño a la realidad
Tras el oro, indudablemente, van los norteamericanos, juntos con sus aliados de siempre o de ocasión. El presidente electo de los Estados Unidos de Norteamérica, Barack Obama ya dio a conocer a su enemigo “favorito”: Bin Laden y su organización terrorista Al Qaeda.
Cumplirá su palabra de sacar a los soldados norteamericanos de Irak, donde ya cumplieron su misión de instaurar un gobierno a modo que les permita adueñarse de las riquezas del pueblo iraquí.
La “guerra” a Irak, pues, está liquidada, aunque no fue guerra sino invasión norteamericana con sus aliados ingleses y españoles, los mismos que saquearon y siguen saqueando a México, sin gastar un solo tiro.
Se adueñaron, sin el mayor problema, pero con la complicidad de gobernantes traidores de los bancos nacionales: de Banamex, CityGroup; de Bancomer, Bilbao Vizcaya; de Internacional, HSBC, pensando, ingenuamente o con complicidad, que los vecinos cuidarán nuestros ahorros.
Suena a 28 de diciembre: inocente palomita, que te dejaste engañar.
El problema mayor es que no sólo nos saquean los de fuera, también los de adentro. La revista Proceso, en su edición 1672, hace un recuento de los dos años de la corrupción del gobierno calderonista y balconea a uno de sus mejores exponentes, Juan Camilo Murillo, recién fallecido en un “avionazo” que no alcanza a ser explicado y dejar contento al respetable público.
Los Mouriño, que llegaron a México con una mano atrás y otra adelante —vinieron huyendo de España al término del régimen de Francisco Franco y la instauración de la democracia— iniciaron el sexenio de Felipe Calderón con 35 franquicias. Ahora tienen 37 y dos permisos de Pemex para construir dos nuevas estaciones de gasolina.
De las 34 franquicias que la familia del exsecretario de Gobernación acumuló de 1992 a 2005, las 34 le fueron renovadas en los dos primeros años de este gobierno. Muchas de estas renovaciones son por nueve o 12 años, por lo que los Mouriño no tendrán que preocuparse de sus franquicias en los próximos dos sexenios, aunque, en estricto sentido, ninguna de las 37 franquicias que tienen con Pemex refinación tienen validez porque Manuel Carlos Mouriño Atanes violó desde finales de 2004 la ley de nacionalidad al ostentarse como ciudadano español. El papá del exsecretario de Gobernación dejó de ser mexicano y cada uno de los contratos de las franquicias especifica que está prohibido que entre los socios de la empresa franquiciataria haya extranjeros.
Y en Tabasco ¿qué sucede? En la próxima edición comentaremos.